Hasta luego.
A partir del día de hoy se cerrará este blog.
No es porque ya no tenga sentido o rumbo determinado, porque, en realidad, nunca los ha tenido, se inició como un simple intento de mi mente por procrastinar la conclusión de otra tarea literaria más formal y centrada y juiciosa; y se mantuvo así, divagando dudoso y no muy convencido de sí mismo, durante tres meses.
Alguna estimada conocida le prestó respiración artificial de la natural por un tiempo más, cuando contó parte de sus vivencias, entonces por unos días el impulso de su amable leche dulce sirvió para continuar, pero, luego, el maná líquido que de los manantiales mágicos de esta Pachamama manó no fue más el tónico requerido para seguir.
Ahora, simplemente ya no me hace gracia continuar, creo que es hora de apagar las luces, para que sea como en esas veladas en las que al final cada quien se va para la casa más temprano de lo previsto y con la sensación de que, quizás, sólo quizás, si las estrellas estuvieran consteladas de otra forma ligeramente menos asimétrica (más ciegas o planas quizás) alguna otra cosa hubiera salido del sombrero (quizás hasta algún zorrillo incontinente y amaestrado).
Continuaré, al menos por un tiempo más, con La Bitácora del Faro Tuerto , a donde los espero a todos con el mismo ánimo de siempre, pasen por allá, visiten el otro hijo, el favorito.
Ahora éste, el hijo menos favorito, se despide: A todos muchas gracias y, de nuevo, nos vemos en La Bitácora del Faro Tuerto en
www.heribertorodriguez.blogspot.com
A los que dejaron ropa para ser remendada, zapatos para arreglar, cd’s para quemar, bizcochos para hornear, se les advierte que deben pasar a recogerlos en los próximos 8 días, de lo contrario serán dados a las obras de la caridad.
Otra vez, muchas gracias a todos por pasar.
No es porque ya no tenga sentido o rumbo determinado, porque, en realidad, nunca los ha tenido, se inició como un simple intento de mi mente por procrastinar la conclusión de otra tarea literaria más formal y centrada y juiciosa; y se mantuvo así, divagando dudoso y no muy convencido de sí mismo, durante tres meses.
Alguna estimada conocida le prestó respiración artificial de la natural por un tiempo más, cuando contó parte de sus vivencias, entonces por unos días el impulso de su amable leche dulce sirvió para continuar, pero, luego, el maná líquido que de los manantiales mágicos de esta Pachamama manó no fue más el tónico requerido para seguir.
Ahora, simplemente ya no me hace gracia continuar, creo que es hora de apagar las luces, para que sea como en esas veladas en las que al final cada quien se va para la casa más temprano de lo previsto y con la sensación de que, quizás, sólo quizás, si las estrellas estuvieran consteladas de otra forma ligeramente menos asimétrica (más ciegas o planas quizás) alguna otra cosa hubiera salido del sombrero (quizás hasta algún zorrillo incontinente y amaestrado).
Continuaré, al menos por un tiempo más, con La Bitácora del Faro Tuerto , a donde los espero a todos con el mismo ánimo de siempre, pasen por allá, visiten el otro hijo, el favorito.
Ahora éste, el hijo menos favorito, se despide: A todos muchas gracias y, de nuevo, nos vemos en La Bitácora del Faro Tuerto en
www.heribertorodriguez.blogspot.com
A los que dejaron ropa para ser remendada, zapatos para arreglar, cd’s para quemar, bizcochos para hornear, se les advierte que deben pasar a recogerlos en los próximos 8 días, de lo contrario serán dados a las obras de la caridad.
Otra vez, muchas gracias a todos por pasar.